Estar joven, tonto y sin dinero en el siglo XXI

Unas horas antes de comenzar a escribir esta entrada descubrí a Khalid, cantante de R&B que en el 2016
alcanzó el segundo lugar en la lista de Billboard de Mejor artista emergente en Twitter. Mientras escribí esto,
él acababa de twittear  que el día de hoy es su cumpleaños número 20.


Rondando por Internet encontré su canción llamada "Young, dumb and broke" (Joven, tonto y sin dinero en
inglés). Entre algunas canciones de amor, su único álbum de estudio hasta la fecha, "American teen"
(Adolescente americano), explora (de una manera muy superficial) la cotidianidad en la vida de los jóvenes
estadounidenses de clase media en la actualidad.





La primera estrofa dice así:


No te puedo dar todo
Sabes que desearía poder hacerlo
Estoy en lo alto en este momento
Estoy atrapado en esto
Sí, sólo somos jóvenes, tontos y sin dinero
Pero aun tenemos amor para dar


Es una canción simple de amor, y el cliché  de "No tengo dinero ni nada que dar", es muy recurrido por
muchos compositores de música popular, no sólo por Khalid o Juan Gabriel acá en México (compuesta
durante su juventud, por cierto).




Si bien esto no tiene nada de nuevo, lo que me pareció interesante fue el enfoque. En su canción, Khalid no
sólo reconoce a la pobreza como una carencia, sino también a la juventud. Se es joven, y por lo tanto se carece
de madurez, aquello que le otorga inteligencia para interpretar a la realidad en que vive. Y además, no tiene
dinero.


La letra podría servir como una contestación a los que ven de manera negativa a la generación Millennial,
término con el que a veces se pretende englobar en todo un grupo de personas de la misma edad una cierta
personalidad o comportamiento social, cuando esta categorización nació en la mercadotecnia, con el fin
de identificar comportamientos de consumo y así establecer nichos de mercado.


Sin embargo, los que han sido identificados en este público meta son objetivo de prejuicios generalizados, de
los que reflexionaré brevemente en los siguientes párrafos.




Jóvenes y tontos
Entiendo por qué se suelen hacer estas generalizaciones, o por lo menos por qué se han puesto de moda. Con
una simple búsqueda en internet es posible encontrar evidencias de la superficialidad e inexperiencia de una
generación, que toma el internet como una parte complementaria de su realidad.

Hace tiempo circulaba en las redes sociales una de esas frases motivacionales que decía: "Para ser viejo y sabio
primero hay que ser joven y estúpido". Recuerdo haber oído en fiestas a varios conocidos enarbolar esa frase
con orgullo mientras se empinaban la botella de cerveza.



¿Qué significa ser joven y tonto? Khalid concibe a la juventud como una debilidad, pero también como
posibilidad de  autodescubrimiento. Rechazo la  afirmación de que se debe ser joven y tonto para ser sabio
(aunque creo que Khalid lo dice realmente con la inocencia de un joven que reconoce sus limitaciones y no
tanto porque se sienta orgulloso de tenerlas). La sabiduría no se obtiene simplemente con vivir despreocupado
para que mágicamente llegue sola. Tiene que buscarse. De lo contrario, estaríamos rodeados de Budas y
Jesucristos que alcanzaron la iluminación sólo por ser jóvenes y parrandear.




Jóvenes y sin dinero


Anteriormente enfoqué en describir a lo que se refiere Khalid con jóvenes y tontos, ignorando cuando agrega
'sin dinero', porque creo que él no escribió esa parte para describir el trasfondo socioeconómico, sino que
lo agregó como una característica de la cotidianeidad de la juventud clasemediera. Sin embargo, creo que
si observamos con detalle esta última afirmación en el texto de la canción, llegaremos a un descubrimiento
más interesante.


Otro estereotipo del millenial es el de la apatía política. En este caso tendré que estar de acuerdo con la
calificación. Para hablar de este tema, ignoraré los casos de los que crecieron en comunidades zapatistas o
aquellos que nacieron en familias de la clase política y tienen que interesarse por el mundillo para seguir en
el negocio. Hablaré más bien de mi círculo cercano, de los jóvenes comunes de clase media que viven en el
norte de México. En estos casos sí puedo afirmar, sin miedo a equivocarme que es evidente que a la mayoría
de los jóvenes no les interesa la política. Y en caso de participar lo hacen con muy poca o nula información.


Una causa simplista que he llegado a escuchar, por boca de los más experimentados, es que los jóvenes de
ahora son mimados y no se preocupan por nada, porque sencillamente no están acostumbrados a hacerlo.
Esta respuesta sólo tiene alcances individuales o familiares, pero no es capaz de explicar de fondo lo que
sucede a nivel social.


Esta presunta indeferencia viene más bien del sentimiento de impotencia que de la conformidad misma.
Según un artículo de El Financiero, a partir de la crisis económica del 2008 no ha habido un aumento en los
salarios a pesar de que la población egresada de la universidad va en aumento. La competencia por puestos
de trabajo provoca que los egresados tiendan a estar cambiando constantemente de empleo en busca de una
mejor paga (algo que también se les achaca a los millenials con la explicación de que son flojos y
desinteresados, y por eso están desempleados por largos periodos).

Esto me lleva hacia mi punto principal: en esencia todas las generaciones somos iguales y todos pasamos por problemas políticos análogos ante el prejuicio de las generaciones anteriores. Obviamente hay diferencias muy marcadas a causa de que hemos crecido en contextos sociales y tecnológicos distintos, sin embargo, nos parecemos en nuestro ánimo que implanta contracultura. Estoy de acuerdo con Salvador de Allende cuando dijo en 1972 en la Universidad de Guadalajara que ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica.

Sí, los movimientos del 68 fueron más trascendentales para la historia de México, que los que han sucedido
en años recientes. Exceptuando la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, todas las protestas que
han alcanzado nivel nacional, como el movimiento #YoSoy132, han quedado en el olvido. También está la
crítica de que en estos movimientos contemporáneos no han tenido una organización clara, lo que culmina
en que  que no se puedan traducir en cambio concretos y reconocibles. Lo mucho que ha hecho el
#YoSoy132 es demostrar que la gente está cansada del mismo gobierno corrupto.


Una de las diferencias de las marchas de antes y ahora está en que, al contrario del 68, en el presente no hubo
represiones violentas que llevaron a una masacre pública, en cambio se han desarrollado estrategias
mediáticas que han sabido disolver a la opinón pública en el olvido. Pero este sentimiento de inconformidad
persiste.

Arriba, una foto del movimiento del 68 pidiendo al pueblo que abra los ojos
(tomada de andadorurbano.com).
Abajo, el movimiento #YoSoy132 pidiendo a México que despierte
(Foto: Notimex).


"¡Hey, pa', fuiste pachuco! También te regañaban"


¿Qué tiene todo esto qué ver con la música? Bueno, esta conclusión de que las distintas generaciones
somos iguales me llegó hace algunos meses cuando comencé a leer sobre la historia del rock en México en
el libro "La música en México. Panorama del siglo XX", coordinado por Aurelio Tello. Fue grande mi
sorpresa al descubrir cómo la música anglosajona nos ha influenciado desde hace tantos años.


Empecé a formarme una idea de la importancia de la difución de la música en español cuando Chetes,
ex vocalista de Zurdok, formó la banda Vaquero allá por el 2004 en la que tocaban canciones sólo en inglés.
El grupo no tuvo mucha aceptación por eso, a pesar del amplio mundillo de las bandas amateur que tocaban
covers en ese idioma. El rock en español –opinaba yo–era un asunto pasado, de los noventas. Había que
abrir el paso al nü metal, el happy punk, el emo core, el indie rock, todos esos géneros que sonaban por
aquellas fechas, importados desde Estados Unidos.  





Lo que no sabía es que este asunto de aceptar o no las letras en inglés estuvo en terreno de discusión desde
que el rock llegó a México. Sabía que mi papá era fan de los Beatles en su juventud  y que algunos amigos
lo criticaban por escuchar música en inglés, pero no me imaginaba todo el escenario nacional.


En cuanto a las traducciones de la música anglosajona que se popularizaron en la época de mi padre, solía
creer que se producían tan solo por un afán mercadológico, para traer mayores ganancias a la disquera de
la cultura a la que se exportaba. Sin embargo, fue mucho más complejo que eso. Durante los cincuentas el
gobierno mexicano de Adolfo López Mateos trató de impulsar un fuerte sentimiento nacionalista con el fin
de apoyar a la Sociedad Mexicana de Compositores y Autores, por lo que se dificultó la transmisión de
música en inglés en las radios. Eso causó que muchas canciones de intérpretes anglosajones fueran
traducidas para poderse transmitir sin problemas legales. Gracias a eso a eso tuvimos, por ejemplo a
Enrique Guzmán cantando El Rock de la Cárcel, originalmente llamada Jailhouse rock e interpretada por
Elvis Presley.


Pero cuando el mercado del rock creció exponencialmente con la beatlemanía, se suavizaron las leyes respecto
a eso y pudieron surgir bandas en los setentas que se dieron la libertad de componer canciones totalmente
en inglés, como la banda llamada La Revolución de Emiliano Zapata:



Es curioso que dos bandas de distintas épocas que llevaron nombres de algún elemento de la cultura e
historia mexicana terminaron por componer canciones en inglés. Aunque para los setentas ya no existía
tanta represión hacia la música anglosajona, Vaquero tuvo un momento mucho más accesible para utilizar
este lenguaje, tomando en cuenta que la banda apareció una década después de que se estableció el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Al mencionar este tratado, lo primero que piensa uno
es en minería, maquiladoras y grandes fábricas, pero la realidad es que este tratado entre México, Estados
Unidos y Canadá influyó en cada aspecto de la economía en el país, incluyendo las industrias culturales.


Cuando yo aún estaba cursando la escuela secundaria y empezando a adentrarme al rock, una banda mexicana
como Vaquero, que escribiera en inglés, me pareció lo más natural. Incluso inteligente en cuestión de
mercados, al ver al inglés como la lengua dominante en el mundo. No fue hasta que empecé a ver críticas
en internet que reflexioné sobre la importancia de defender el idioma como parte inherente de nuestra cultura y
así buscar fortalecer al rock latinoamericano.


Esto no significa que Vaquero me haya dejado de gustar, pero sí me hizo pensar en lo parecidos que somos los
jóvenes de ahora y las generaciones pasadas.




El mundo en el que nacimos


No se puede generalizar una personalidad para toda una generación, pero, sí existen aspectos relativos
al momento histórico-social que forjan de distinta manera. El que considero como uno de los principales
eventos que moldearon la percepción que mi generación tiene del mundo es la caída de la Unión Soviética,
aunque no lo hayamos vivido directamente. Nací en noviembre de 1989. Para eso ya había caído el muro de
Berlín.  Menos lo recuerdan aquellos que nacieron durante los noventas, década en que sucedió de manera
definitiva la transición hacia el capitalismo en Rusia y la Europa del este.


Hasta apenas hace algunos meses caí en la cuenta de la magnitud de este evento en relación a  mi vida
diaria y de cómo la percibo.


En un podcast de la comunicadora Diana Uribe, ella menciona que durante la guerra fría la gente veía al
mundo dividido en dos realidades, o eras capitalista o comunista. Y esto era mucho más que lucha por la
dominación de las dos grandes potencias: Estados Unidos y la URSS, tanto así que quienes nacimos y crecimos
después de la guerra fría somos incapaces de siquiera imaginar cómo era la vida cotidiana en ese contexto.





¡Vamos! Que ni siquiera concibo cómo podría ser México antes de los mercados de pulgas y todo ese
comercio informal tan característico de nuestro país después del TLCAN.


Cuando Carlos Salinas de Gortari estaba en proceso de firmarlo en 1994 y el Ejército Zapatista se levantó
en su contra, yo apenas tenía tres años. Lo único que recuerdo de aquel año histórico es haber visto el
estreno de  El Rey León, película ambientada en África, en donde, por cierto, estaban pasando la caída
del Apartheid en Sudáfrica y el genocidio de Ruanda.


Las primeras veces en las que pude apreciar acontecimientos históricos de importancia  fueron la llegada
de Vicente Fox a la presidencia en el 2000 y el derrumbe de las Torres Gemelas en el 2001, a los 10 años.
Aquello sí que fue un cimiento para mi perspectiva de la realidad. Comencé a cuestionar en mi mente
infantil, por ejemplo, al gobierno de Estados Unidos al ver en las noticias cómo implementaban políticas
exageradas contra los imigrantes.



Y para finalizar...


Aunque la situación histórica permea nuestro pensamiento, los jóvenes siempre van a enfrentarse a los
problemas de estar lo suficiente maduros para poder y querer encarar las vicisitudes del momento. Las
nuevas genraciones siempre traen consigo una restructuración al orden establecido, para bien o para mal.
Desde que existe la sociedad de masas, la música ha sido un modo de expresión de los jóvenes, por eso
les comparto estas canciones escritas en diferentes épocas que tratan de lo mismo: los jóvenes haciendo
frente a las géneraciones anteriores que no los entienden.

Y si quieren estar al tanto de lo que publico pueden seguir mi página de Facebook: https://www.facebook.com/Las-Personas-y-la-Música-1715162315172391


1960's:




1990's:




2000's:





2010's:



Comentarios

  1. Amigo! Me ha encantado todo este análisis que has hecho y a propósito de esto, me recordó a una canción que escuche hace unos días, el vídeo es una chulada en cuanto a semoítica audiovisual y en general, la idea central de esta bandita se enfoca en la perspectiva de la juventud estadounidense. te dejo aquí el link!! https://www.youtube.com/watch?v=4aeETEoNfOg

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  2. El comentario anterior es mio jaja por si no aparece :p

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    Respuestas
    1. Sí aparece, lo que pasa es que primero tengo que autorizarlo jajaja Muchas gracias por comentar :) Ya escuché la canción. Sí la había escuchado antes pero ni idea de que hablaba de la juventud Cuídate mucho!

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